Los libros, esos imprescindibles en la vida y sobre todo, en la alfabetización, que hoy conviven a veces en forma auspiciosa y otras no tan amablemente con las redes sociales, con los video juegos, con los textos y cursos virtuales, merecen estar presentes en mi trabajo con niños. Los libros están siempre presentes en el dispositivo que denominé terapia alfabetizadora.
Los libros nos habitan y es necesario que coexistan dentro de la subjetividad de los niños con la tecnología. Esto es una responsabilidad de los adultos. A los adultos, que parecen renunciar a la lectura y sobre todo a su transmisión a los hijos y alumnos, dedico estas nota.
George Steiner.
Les comparto dos frases imperdibles de George Steiner acerca de los libros.Búsquenlas en el capítulo titulado Los que queman libros en su libro Los Logócratas.
Libro aguardando a su lector
Dice en la página sesenta y uno: "...Un libro auténtico nunca es impaciente. Puede aguardar siglos para despertar un eco vivificador...". Dice en la página sesenta y tres: "...Nuestras intimidades con un libro son dialécticas y recíprocas: leemos el libro, pero quizás el libro nos lee a nosotros...".
¿Ya sabe que libro lo espera hoy?
¿Ya le transmitió a su hijo, a sus alumnos, cómo intimar con las páginas de papel?
Dedico estas consideracionesa los aludidos en la expresión de Sting que precede a este artículo, es decir, a los airados. También a todos los que se tientan con la violencia. Que vayan, incluso a quienes, como protagonistas de acosos varios, como observadores y alentadores de los mismos, así como a los testigos aparentemente ajenos al maltrato, están sin embargo, involucrados en la escena de bullying en condición, ellos también, de productores de la misma.
GPS
Al eventuallector: Recomiendo, en primer lugar, escuchar, al final del posteo, la canción Fragilidad, escrita y cantada por Sting.Usted puede optar, sin embargo, por leer primero el texto y escuchar la canción en segundo término. El recorrido es suyo.
Fragilidad-fuerza-bullying
El Bullying, se sostiene, preocupa cada vez más en los ámbitos escolares. Aquí es dable intuir una resonancia de efectos de violencia producidos por el requerimiento de fuerza que se impone a los niños través de los vínculos próximos y de los medios e, inclusive, en relación con los "jueguitos" virtuales. Por supuesto, es válida, de todos modos, tomada contextualmente, la concepción de que se requiere fortaleza para poder afrontar las adversidades, atravesarlas y construir mejores caminos en la vida. Ahora bien, el énfasis casi absoluto que se sostiene en forma invisibilizada acerca de los beneficios de la fuerza y del ser fuerte, desdeña que esta, la fuerza, habitualmente enmascara a la vulnerabilidad. Además, tal como enfatiza el diccionario, la fuerza, por definición siempre es, en tanto es, es decir, se ejerce, sobre otro.
Fuerza.
Este matiz relacional que delimita el concepto de fuerza lo muestra como una advertencia respecto de no banalizarlo. Un sujeto sería o se sentiría fuerte en tanto ejerce dicha fuerza sobre otro. Es decir que, aunque se aplique fuerza sobre algún objeto, desde mi perspectiva, el mismo conlleva la representación de un vínculo. ¿Cómo juega lo dicho en nuestra escena de bullying? ¿El acosador se empodera, tal vez, al ejercer fuerza sobre el otro? ¿No percibe, acaso que esto encubre su debilidad, como no lo visibiliza el acosado? Ambos atravesados por el discurso que legitima y alaba la fuerza. El niño considerado como la víctima, entonces
Bullying.
¿Es débil o solamente no ejerce su `propia fuerza sobre quien le pega o lo desvaloriza? ¿Se posiciona, entonces de otro modo? ¿Y tal vez allí esté su potencia, en la denuncia de un juego de poder que se ejerce más alla de ellos a través de juegos de fuerza? ¿Cómo es que el acosador no toma contacto con su propia fragilidad? ¿Cómo es que el niño al que se acosa se reprocha a sí mismo, hace propias las denostaciones del otro desestimando que el sí podría reconocerse fuerte, dada su relación diferente con su propia fragilidad? Y, si vamos al caso ¿por qué habría nadie de sentirse obligado a albergar en sí mismo, fuerza? Si todo es fortaleza, entonces, ¿qué se hace con la fragilidad? Si el mandato indica a los niños ser fuertes. Si ese diseño subjetivo es lo esperado por los adultos. Si la falla, la vulnerabilidad, el no sé, el no estoy seguro, el tengo incertidumbre, no es bienvenido ni valorado. Si la consideración por el otro, el reconocimiento del deseo de ser alguien para el otro atenaza a los niños en demostraciones de fuerza. ¿Cómo es posible que una impostada e hipócrita ingenuidad adulta lleva a no reconocer y no poner en juego, en consecuencia, operatorias de prevención y de atenuación de la violencia que ese elogio de la fuerza conlleva? Pichòn Rivière
Enrique Pichòn Rivière.
Enrique Pichòn Rivière sostenía, lúcidamente, que el miembro del grupo familiar que enfermaba era el más fuerte. En el tema del fracaso escolar, el niño que manifiesta problemáticas de conducta o aprendizaje ligadas a la alfabetización, estaría también visibilizando cuestiones a resolver pertinentes a la escuela, a la institución escolar, y a los adultos. Desde este punto de vista podría sostenerse que la única fuerza habitaría en la fragilidady que eso llamado fracaso albergaría fuerza -diferente de la esperada por el imaginario- en tanto muestra los problemas acuciantes y pendientes de resolución.El Psicoanálisis y otras prácticas en clínica psicológica también consideran que los niños, con sus síntomas, expresan problemas familiares, esto escrito muy sintéticamente. Podemos pensar, entonces, que es más fuerte -otro tipo de fuerza- quien se conecta y acepta su fragilidad, aunque por otro lado, sería conveniente desestimar algo de la importnacia que nuestro imaginario y nuestras metáforas le atribuyen. En cuanto a los grupos, serían más potentes aquellos vínculos y entramados grupales que acepten, construyan y compartan los matices fuertes y los frágiles tanto de su modalidad grupal como en la percepción de la singularidad de quienes los integran.
Sting Escuchando
al gran Sting pienso que, con frecuencia, los niños que atiendo relatan
discusiones y peleas en el aula. La frase más habitual es "ese chico me
molesta". Otra frase muy común es "ese chico me empuja, me pelea".La molestia puede ser un preaviso de la cristalización de lo que se denomina ya Bullying. El niño molestado está mostrando la problemática a emerger si no se operativizan alternativas. Para ello comenzar por preguntarse quienes crían y educan a los niños: ¿Valoramos acaso más la fuerza que la fragilidad?
Y en ese caso ¿Qué articula como posicionamiento subjetivo y como
constructor de la percepción y, es más, como articulador social, a qué conduce, si no es a confrontación y bullying en ciernes, esta
valoración?
Sting.
Escuchemos a Sting, cuando expresa bellamente:
"Nada bueno viene de la violencia y nada nunca vendrá..."
y añade:
"Para que nunca olvidemos lo frágiles que somos..."
La fuerza de la fragilidad.
Interrogantes:
¿La fragilidad está presente o ausente en las aulas?
¿Se transmite a los niños con preponderancia un imaginario cuyas metáforas y mandamientos invisibles propician y requieren la fuerza?
Propuestas:
La propuesta no es obviamente eliminar los aspectos de fortaleza que conviene subjetivar en algunos casos y situaciones.
La propuesta conlleva desagregar incluso durante la alfabetización, el imaginario mencionado.
La propuesta consiste en poner en juego en las aulas y en la vida cotidiana operatorias y actividades que legitimen y conecten a niños , docentes y adultos en general, con la fragilidad.
Que la fragilidad diga presente en las aulas, como necesaria para cuidar al otro y para ser cuidados. Se desarticulará, así la "parada forzuda" que emerge en el Bullying.
