Con frecuencia constato, ya sea en el consultorio o bien en ámbitos familiares y sociales, que los niños, cuando logran escribir, no saben hacerlo más que en letra imprenta. Más aún, solo conocen, hasta tercer grado y a veces incluso en los grados posteriores, la letra imprenta. Muchos adultos jóvenes, también, pueden escribir solo en letra imprenta mayúscula.
Imprenta mayúscula
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Surge una pregunta ¿cómo se ha instalado en las escuelas y cómo se fundamenta el hábito, ya naturalizado, de comenzar la enseñanza de la escritura por las letras imprentas? La inquietud se relaciona con varios puntos:
El primero radica en que, los niños aprenden solo la imprenta mayúscula, ya que escribir de puño y letra la imprenta minúscula es mucho más complejo. Esto deviene en una gran dificultad para leer un libro. El obstáculo se relaciona con que, en tanto los libros están escritos en imprenta mayúscula y minúscula, se les dificulta enormemente la lectura.
Cursiva mayúscula y minúscula.
Más preocupante aún es que, es que cuando, finalmente, en las aulas hace su aparición la letra cursiva, los niños no escriben, casi nunca, las mayúsculas. Es más, no tienen idea, con frecuencia, de que no se trata de una elección escribir en ciertos lugares con cursiva mayúscula y en otros con cursiva minúscula. Sí se puede y de hecho está probado que es conveniente, que cada uno tenga su propia letra, siempre que sea legible y respete ciertos códigos.
Ahora bien, es imprescindible reflexionar sobre la importancia por un lado, del aprendizaje de la diferencia entre ambos tipos de letra cursiva. La lógica alfabetizante conlleva transmitir y comprobar que los alumnos tienen claro el sentido que tiene en nuestro lenguaje escrito utilizar mayúsculas y minúsculas. Síntoma de una caída en la posición adulta de imprimir a través de la escritura los códigos que conllevan como efecto alfabetizante acotamientos subjetivos. Por ejemplo, en términos sencillos, es imprescindible que los alumnos aprendan que se comienza a escribir una frase con letra mayúscula, lo mismo que los nombres propios. Esta zona de la alfabetización colabora en no abalar, por parte de los maestros y maestras, el "todo vale".
Aprendiendo a escribir.
También la relevancia de escribir con letras que no están separadas entre sí.Es posible que escribir en un comienzo con letras cuyas líneas son rectas, aparezca a primera vista como más sencillo para quien comienza a aprender. Sin embargo, la letra imprenta conlleva una relación más externa y ajenizada, se trata de una escritura más pública, más formal. Este tipo de letras, si bien transmiten ciertos códigos y la fuerza de la convención, pueden ser consideradas como más ajenas a la experiencia cotidiana del niño. Son necesarias, pero quizás en una segunda instancia.
La letra cursiva, sigue la línea más singularizante, más subjetiva, en la que quien escribe se atiene a códigos comunes y legalizados del lenguaje, pero comenzano, sin embargo, con trazos más curvos, más conectados unos con otros y seguramente, no tan adultos y forales como lo exige la letra mayúscula. La letra cursiva permte al niño que aún no sea grande, pero que vaya aprendiendo a serlo, entendiendo que el lenguaje escrito si bien es subjetivante, requiere secuencias, enlaces, eslabonamientos. Es Su letra.
Cuaderno con márgenes.
El primer punto, el sentido alfabetizador que conlleva reconocer y poder utilizar las mayúsculas y las minúsculas,es el que más presente se encuentra en la preocupación que da lugar a esta nota. La misma se relaciona con el haber observado muchos cuadernos de niños en los primeros grados. Mayúsculas, márgenes y respeto por los renglones, parecieran constituir bases alfabetizantes imprescindibles, si se entiende la alfabetización como transmisión subjetivante de una legalidad. Ahora bien, la creatividad y la imaginación, llevarán a muchos en el futuro de sus vidas, a trascender los márgenes o prescindir de ciertos códigos.
Para escribir en los márgenes, se debe haber ingresado en ellos.
