Amigos:
He sostenido en publicaciones anteriores que se impone, en nuestra cotidianeidad Líquida, una educación que propicie instauración
de subjetividad favoreciendo, para ello, la transmisión de
acotamientos. Se trata de imprimir en las nuevas generaciones marcas habilitantes de simbolización y que relativicen la
tramitación de impulsividad, la conversión de frustraciones en
violencia y la aparición de agresividad.
Conviene favorecer a través de la operatoria educativa pautas que delineen
singularidades con anclajes posible en el contexto - territorio fluido que
habitamos y que nos atraviesa.
Ahora bien, la lectura de autores imprescindibles como Gianni Rodari y Carlos Cullen propone interrogantes imprescindibles. Los relaciono con la apreciacion que hace tiempo resalto acerca del letargo y la repetición que aparentemente en las escuelas se homologa con prestar la atención suficiente y necesaria para aprender.
Las frases siguientes interrogan el hábito instaurado hace siglos de copiar del pizarrón e instan a la renovación imprescindible de nuestros dispositivos escolares.
Dice Gianni Rodari en el libro Gramática de la fantasía que es necesario en la educación propiciar el uso de la fantasía para establecer una relación activa con lo real.
Dice por su parte Carlos Cullen en el libro Perfiles ético-políticos de la educación se refiere a prácticas educativas controladas y que se centran en el disciplinamiento para, según este autor, controlar lo que de suyo aparece como incontrolable, es decir, la subjetividad.
Amigos
Queda claro que para educar hoy se impone revisar las modalidades de disciplinamiento y control que favorecen la rutina y no sólo eso sino que propician la eventual emergencia de montos de violencia. Ahora bien ¿cómo lograrlo?
Saludos, Clara Jasiner
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