Bullying e Incompletud
Visité hace un corto lapso de tiempo, estando de viaje en España, la Alhambra. Testimonio de una cultura rica y fuerte como la musulmana, el esplendor de la misma sigue vigente, como la fascinación de las mil y una noches. La Alhambra en cada paso transmite sensación de ensueño y laten en ella los códigos misteriosos y de los sultanes que la erigieron y la habitaron con el acuerdo de lso monarcas. Sus creadores permanecieron en España, dejándo tras de sí esa maravilla cuando los reyes dieron término al acuerdo que tenían con sus habitantes, a quienes expulsaron después de muchos siglos de convivencia. El celular, con su simplicidad, permite acercarles una imagen que, sin la grndiosidad del original, sin embargo destila cierto clima.
El misterio de la Alhambra.
El recorrido nos condujo a dos lugares cuya enseñanza perdura en mí y seguramente en todos los visitantes del sitio. Se trataba, primero, de una puerta hermosamente trabajada, que conducía a un interior, motivando el deseo de descubrirlo, como sucede en los viajes. Aquí les muestro la primera puerta.
La primera puerta.
Nuestros pasos nos ubicaron, de pronto, allí delante, ante un enigma. Se trataba de una segunda puerta. Ahora bien, lo que suscitaba asombro, era su estar allí, cerrada y aparentemente, con un destino cierto de no entornarse. Bella puerta, primorosamente trabajada, que no se abriría para mostar ningún interior. La imagen desearía testimoniar su belleza, sin lograrlo. Pero sí nos permitirá observar algo muy interesante.
La segunda puerta.
He aquí una puerta cerrada, enigmática, que, sin embargo, se abrió, simbólicamente, sin que se separarn sus hojas. Cuando la observamos, los viajeros constatamos que su diseño era asimétrico. Hermosa, trabajada con delicadeza y arte y, sin embargo, desigual. La puerta nos abrió una metáfora. Se no aclaró que, según la cultura musulmana, como quedaba evidenciado en ese portal, los humanos no deben ni pueden crear perfección. Los hombres, para esta enseñanza, son incompletos e imperfectos. La puerta recuerda que la completud y la perfección no se hallan a nuestro alcance. Solo la divinidad puede ser perfecta. Ahora bien, más allá de la religiosidad, este nodo de mi viaje me propone interrogantes acerca de aquello que, en cada momento, es mi quehacer. En este tramo vital, dedicada como estoy a ahondar la problemática del fracaso escolar y su abordaje, esta puerta bella e imperfecta, recuerdo de una civilizacón que la creó, me lleva a la perspectiva que anima mis trabajos: la falta, la incompletud que nos hacen humanos. Si lo pensamos respecto de la tarea en las instituciones escolares, surge un interrogante al pensar en el acoso escolar:
Preguntas
¿Es factible pensar que en la tarea cotidiana de enseñanza y aprendizaje en las escuelas la expectativa es de saberlo y enseñarlo todo?
¿El espíritu y la exigencia que anida en los docentes no es , acaso, considerar como el mejor alumno al niño que hace todo , sin moverse del asiento y sobre todo, que no comete errores?
¿La impronta de los docentes sobre su propia tarea no los ubica en el lugar impoible de ser los que saben, los completos, los que no se equivocan?
¿Toda esta expectativa de perfección abona estallidos y erupciones de violencia mutua?
¿Cómo puede pensarse en estos términos el Bullying?
Mi deseo es seguir tabajando juntos y poder abordar esta problemática con eficacia.
Saludos. Clara Jasiner.
