Amigos:
El vocablo límites en el título de esta nota está entre comillas. Las mismas indican la futilidad, la simplificación que conlleva el término, utilizado aquí, sin embargo, por ser el más presente y accesible.
Me ocupo del tema hace tiempo -trabajando y escribiendo acerca de problemàticas de aprendizaje por déficit en la concentración o hiperatividad, así como atendiendo niños con "fracaso escolar", realizando orientación vocacional, etc- y sigue siendo imprescindible su dilucidación.
Es sabida mi posición respecto de que hay un devenir desorientado de los adultos, quienes renuncian cada día o fueron abdicando -en aras de correrse de un autoritarismo nefasto- de su posición de responsabilidad por las decisiones imprescindibles al educar y criar y ubicándose en a un dejar hacer que refulge como una zona de indiferencia e impotencia cada vez más riesgosa. Siempre que se da la ocasión, expreso la perentoriedad de construir acotamientos subjetivantes. Quienes crían y quienes educan, así como quienes nos ocupamos del aspecto terapéutico ligado a la educación, estamos ante un misterio, expresable en preguntas. Algunas de los interrogantes son:
¿Qué es eso de "poner límites? ¿Cómo es tan difícil acotar sin violentar, cuidar sin ser cómplice ni amigo? ¿Se requiere alguna pócima misteriosa para saber cómo lograrlo en la familia, en la vida pública, en las escuelas? ¿Cuál es esa magia? ¿Cómo no ser un padre-padrone pero tampoco un amigo que pacta el "todo vale" con sus hijos o con sus alumnos?
Y se cuela por la rendijilla una pregunta traviesa: ¿Límites para quién? ¿Solo para los niños y los alumnos? Y la audaz insiste ¿O acaso se trataría de que el limitador se limite? ¿Y en ese caso ¿qúe implica esta autolimitación del limitador?
Y se cuela por la rendijilla una pregunta traviesa: ¿Límites para quién? ¿Solo para los niños y los alumnos? Y la audaz insiste ¿O acaso se trataría de que el limitador se limite? ¿Y en ese caso ¿qúe implica esta autolimitación del limitador?
¿Dónde, insisto, está esa magia? ¿Acaso se pueden convocar palabras claves que acudan a ofrecer caminos posibles? Mencionaré algunas para que queden latiendo y estén presentes en los siguientes intercambios, el próximo de los cuales citará nuevamente a Gustavo Iaies, autor y educador ya presente en este blog..
Dejo aquí unos cartelitos indicadores para armar un sendero, otros pueden añadir flechitas y recorridos posibles. Sobre todo propongo no dejar en el olvido la palabra mencionada: MAGIA. Es mágica la presencia de un adulto, un padre o una madre, o unos abuelos, así como la de los maestros, cuando logra esa Magia del cuidado que permite crecer, del No que habilita a rebelarse y crear, del acotamiento que es responsable y ético porque opera primero sobre quien lo pone en juego.
Las palabras claves habitarán la próxima nota!
Pero adelanto:
renuncia...certidumbre...incerteza....responsabilidad.... empatía....
¿MAGIA?
Saludos. Clara Jasiner.
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