En esta nota formulo preguntas :
¿Será que los niños son los que no desean leer o que los adultos no colaboran en ello?
Claro, dirán muchos, es más interesante para los niños jugar en el celular o la play, más dinámico y más tentador, más adrenálinico, en fin, que leer.
Otros estarán convencidos de que el requerimiento de satisfacción inmediata y de llenado pleno que, como se sabe, caracteriza nuestro tiempo, afecta la posibilidad de que los niños puedan detenerse, concentrarse, demorar la acción y tolerar la frustración de que las páginas escritas le requieran seguir un hilo, capturar vivencias y pensamientos no instantáneos
Por todo lo dicho y otros argumentos similares, se sostendrá, en una concepción ya naturalizada, que los niños se niegan activamente a leer.
Existe, sin embargo, la posibilidad de dilucidar el tema desde, al menos, varios ángulos diferentes. Es decir, de complejizar la cuestión, que no es lo mismo que hacerla más difícil. Se trata de incluir otras perspectivas para enriquecer el abordaje y las posibles operatorias que conlleven el logro de favorecer que los niños lean más.
Los libros y la vida cotidiana
Quienes nos hemos formado con las enseñanzas de Enrique Pichón Riviere, conocemos y conservamos la preeminencia de lo cotidiano para este maestro. También esto está presente en su obra conjunta con Ana Quiroga. Ahora bien, desde su insistencia, la vida cotidiana no está solo para valorarla, para anclar en ella las fundamentaciones teóricas e incluso los métodos y las epistemologías así como también las operatorias de los psicólogos sociales.
Enrique Pichón Riviere.
Lo cotidiano está para interrogarlo. Para espiarlo por el ojo de la cerradura, en una metáfora específicamente pichoniana. Lo cotidiano está para no conformarse ni someterse al lo dado, a lo estatuido en el imaginario por supuesto. Lo cotidiano está para en términos metafóricos, "leerlo".
Una acepción de "leer" alude no tanto a mirar por debajo, sino a constelar lo dado desde distintas perspectivas. A desagregarlo, a resignificarlo. Conlleva descubrir otras aristas. Leer favorece construir otros universos vinculares, ya que desanudar lo anudado rígidamente, propicia estancamiento, repetición, cierra las puertas a cambios interesantes y muchas veces, imprescindibles para el crecimiento.
Ahora sí, vale interrogar la certeza ya cotidiana de que es la tecnología el obstáculo para que los niós lean. Vale hacer otras preguntas:
Leer es cambiar lo cotidiano
Aquí tomo al autor de uno de los libros recomendados en este Blog: Simone Regazzoni. Acudo a un libro aparentementre simple pero muy interesante-recomendado en este Blog- y nada facilista, titulado Harry Potter la filosofía. Desde allí están formuladas algunas preguntas. Sus aseveraciones en el libro llevan a estos interrogantes y también ayudan a pensarlos.
¿Qué significa, en el fondo, aprender a leer, sino aprender a existir en varios mundos?
Simone Regazzoni.
¿Será, tal vez, que no se trata de que los niños no leen porque están capturados por la tecnología sino de que en el mundo en que vivimos los libros devienen peligrosos?
Dice Simone Regazzoni:
"...Dudar de lo que parece evidente, verdadero, indudable, incontrovertible; tratar de pensar que las cosas, incluso el mundo entero, podrían ser distintas de cómo son y se nos muestran y, en definitiva, de cómo nos las cuentan...".
Sigue el autor afirmando que la fantasía conlleva albergar o ejercitar la mente con pensamientos insólitos y peligrosos.
Cita a Umberto Eco, quien en el libro Il mondo de la fantascienza expresa que "...la literatura fantástica construye mundos estructuralmente posibles..."
Amigos
La intolerancia a la demora y al no llenado instantáneo y adrenalínico alberga la dificultad para leer, presente tanto en niños como en adultos.
Ahora bien: lapropuesta en esta nota se formula en la pregunta ¿cómo y desde dónde se potencia dicha dificultad para leer?
Leer deviene riesgoso para los posicionamientos de aceptación y sometimiento a lo naturalizado.
La Lectura descubre millones de mundos posibles.
Leer se convierte, entonces, en una conminación a pensar, a creer en los cambios y acerca la intuición de que mundos mejores pueden construirse.