Conversación en el Bazar Chino - Obrita en un sólo acto chiquitito
LLANTO
Lugar:
El Bazar Chino de ahí de Cabildo casi en la esquina ¿vieron?. Son las tres de la tarde del 24.
Hay bastante gente eligiendo aún regalitos de Navidad. Menciono Navidad porque los ayudará estimados interlocutores a imaginar la premura, esa conminación urgente a los objetos expuestos a ser aquel que le gustará al tío o que hará sonreír a Ezequiel que pidió efectivamente ESE juego que por suerte está ahí esperando al feliz padrino que de un casi manotazo-de puro alivio-podríamos decir que confisca el jueguito y sigue en su búsqueda apremiante de último momento. Imaginen amigos LA BÚSQUEDA DEL REGAlITO QUE FALTA
en esta tórrida tarde de cincuenta malditos grados de térmica!!!!!!!!! Si lo pueden visualizar ya me doy por satisfecha. Yo tuve que atravesarlo en carne propia buscando no ya un regalito sino -como siempre que paso por allí- una hebilla para mi pelo que insiste en que lo sujete. Quizás por eso- mi búsqueda era más -si cabe la expresión- liviana que la de otros y pude escuchar y observar la mínima escena que tuvo lugar allí y que por más que aconteció en segundos me dejó pensando con la hebilla en la mano extendida sobre el msotrador para que me cobraran.
Cajero: que apunto de cobrarme sin embargo en un lúcido instante respondió rápidamente a la interferencia, mientras yo seguía con la hebilla extendida.
Padre: Señor con ojos agrandados, rostro tomado al mismo tiempo por las gotas de sudor y un rictus de preocupación.
Nene :chiquito de unos ....... -a ver...- dos años y pico o por ahí podríamos pensar que casi tres con ojos húmedos de lágrimas preparadas para gotear ante la menor indicación de su dueño y con mirada intensa dirigida a su padre. Ah! Sólo ojos y lágrimas expresando su demanda ya que la boca y la mitad de su linda carita estaba digamos "tomada" por un inmenso chupete. Claro, a esa edad el chupete necesariamente tiene que se r ya bastante garnde verdad?.
Escenita:
-Padre: (irrumpiendo con un brazo extendido al final del cual se sacudía conminatoriamente un camioncito): Señor por favor cóbreme . Ante la mirada del Cajero que seguía dirigida hacia mí con la evidente intención de cobrarme la mencionada hebilla el Padre insiste. Por favor! Cóbreme así lo puedo abrir.
-Cajero: al fin lo mira interrogando con los ojos.
-Padre: (le señala alarmado al Nene que mira succionando con seriedad). Por favor cóbreme así le puedo dar el camioncito. Si no se va a poner a llorar! Ante la urgencia de la situación El Señor Cajero le cobra y el padre presuroso se dirige a arrodillarse junto a nene.
Cuando me voy (con el paquetito de mi hebilla felizmente ya abonada) observo al nene empjujando el camión en el suelo y sigo mi camino.
Fin de la Conversación.
Pregunta: Amigos ¿Qué nos pasa a los Adultos?
Saludos ! Clara Jasiner